As stardust fell on a generation of young glassy and unredeemed. I
exercised my reign over them, with my cutting Spiders from Mars that I
devoured in public sacrifice, to the deluded, the sleepy eyes of my
headbangers offered my flesh and my blood as heroic genius dragged me
far from them and me, into the terrifying depths of lifeless space. There I was, stardust, moving up and down, jumping, screaming, falling and getting up again. Sometimes I got up.The
music floated around me, caressing me, I plunged into chaotic seas of
light and evil, and as chaotic and evil angel waving my red hair in a
whirlwind of symphonies spheres did not know if he came to me and rose
from the bottom my unconsciousness. Lady
stardust sang his song of darkness and disgrace while young people in
blue jeans jumping wildly in front of her, in front of me because I was
too.I
too was young and made mistakes, but the failures of genius, by strange
alchemy of the cosmos, of being and becoming, is transmuted into feats
that transcend the successes of individuals. My failures were further falls in Rome, grandiose in their misery. I
found lying in the streets and gathered me broken and hopeless to lift
me over the mountains, although just out to prove that we can be heroes,
just one day.Appeared
and disappeared one day was lost astronaut on a space odyssey, another
day was gravedigger who threw ashes to ashes and astronaut accused him
of being a junkie. A
hairy young are starting to lose your hair, some died, others simply
disappeared, but all were always adding new generations a strange cult
while still playing the harmony of the spheres. And
I continued in the wake of years of the new worlds of ideas and
fashions that allowed me to survive in the land of mortal men, I,
Vampire, chameleon, Babylonian winged dog who taught them to move in the
strange dance of the stars.Today, I have already ... and so many years, so many years! and possess the key to the spirit, for to steal got into hell. There are still those who have not forgotten me, actually now going to sound one of my songs on the radio. Silence! DJ Speaks:- Now, for all of you playing on the night King of Mars, the Star of the seventies: David Bowie
viernes, 1 de abril de 2016
jueves, 31 de marzo de 2016
Polvo de estrella
Como polvo de estrella caí sobre una generación de jóvenes vidriosos e irredentos. Sobre ellos ejercí mi reinado, con mi corte de arañas de Marte que me devoraban en sacrificio público; ante los alucinados, los adormilados ojos de mis greñudos ofrecía mi carne y mi genio mientras mi sangre heroica me arrastraba muy lejos de ellos y de mí, hacia las profundidades aterradoras del espacio sin vida. Allí estaba yo, polvo de estrella, moviéndome arriba y abajo, saltando, gritando, cayendo y volviendo a levantarme. A veces me levantaban.
La música flotaba en torno a mí, me acariciaba, me sumía en mares de luz caótica y perversa, y como ángel caótico y perverso agitaba mi cabellera roja en un torbellino de sinfonías de las esferas que no sabía si venía hacia mí o surgía del fondo de mi inconsciencia. Lady Polvo de Estrella cantaba su canción de oscuridad y desgracia mientras los jóvenes en blue jeans saltaban enloquecidos frente a ella, frente a mí porque también era yo.
Yo también era joven y cometía errores, pero los fallos de los genios, por extrañas alquimias del cosmos, del ser y el devenir, se trasmutan en proezas que trascienden los aciertos de las personas. Mis fracasos fueron nuevas caídas de Roma, grandiosas en su miseria. Me encontraban tirado en las calles y me recogían roto y desahuciado para alzarme por encima de las montañas, auque solo fuera para demostrar que podemos ser héroes, un día nada más.
Aparecía y desaparecía, un día era astronauta perdido en una odisea espacial, otro día era sepulturero que arrojaba cenizas a las cenizas y acusaba a aquel astronauta de ser un yonki. A los jóvenes peludos se les empezaba a caer el pelo, algunos morían, otros desaparecían simplemente, pero todos estaban siempre, añadiéndose nuevas generaciones al culto extraño mientras seguía sonando la armonía de las esferas. Y yo continuaba tras la estela de los años, de los nuevos mundos de ideas y modas que me permitían sobrevivir en la tierra de los hombres mortales, yo, vampiro, camaleón, perro alado de Babilonia que les había enseñado a moverse en la danza extraña de los astros.
Hoy, tengo ya ...y tantos años, ¡tantos años! y poseo la llave del espíritu, pues para robarla bajé a los infiernos. Todavía hay quienes no me han olvidado, de hecho ahora va a sonar una canción mía en la radio. ¡Silencio! Habla el DJ:
- Ahora, para todos vosotros suena en la noche el Rey de Marte, la Estrella de los setenta: David Bowie.
La música flotaba en torno a mí, me acariciaba, me sumía en mares de luz caótica y perversa, y como ángel caótico y perverso agitaba mi cabellera roja en un torbellino de sinfonías de las esferas que no sabía si venía hacia mí o surgía del fondo de mi inconsciencia. Lady Polvo de Estrella cantaba su canción de oscuridad y desgracia mientras los jóvenes en blue jeans saltaban enloquecidos frente a ella, frente a mí porque también era yo.
Yo también era joven y cometía errores, pero los fallos de los genios, por extrañas alquimias del cosmos, del ser y el devenir, se trasmutan en proezas que trascienden los aciertos de las personas. Mis fracasos fueron nuevas caídas de Roma, grandiosas en su miseria. Me encontraban tirado en las calles y me recogían roto y desahuciado para alzarme por encima de las montañas, auque solo fuera para demostrar que podemos ser héroes, un día nada más.
Aparecía y desaparecía, un día era astronauta perdido en una odisea espacial, otro día era sepulturero que arrojaba cenizas a las cenizas y acusaba a aquel astronauta de ser un yonki. A los jóvenes peludos se les empezaba a caer el pelo, algunos morían, otros desaparecían simplemente, pero todos estaban siempre, añadiéndose nuevas generaciones al culto extraño mientras seguía sonando la armonía de las esferas. Y yo continuaba tras la estela de los años, de los nuevos mundos de ideas y modas que me permitían sobrevivir en la tierra de los hombres mortales, yo, vampiro, camaleón, perro alado de Babilonia que les había enseñado a moverse en la danza extraña de los astros.
Hoy, tengo ya ...y tantos años, ¡tantos años! y poseo la llave del espíritu, pues para robarla bajé a los infiernos. Todavía hay quienes no me han olvidado, de hecho ahora va a sonar una canción mía en la radio. ¡Silencio! Habla el DJ:
- Ahora, para todos vosotros suena en la noche el Rey de Marte, la Estrella de los setenta: David Bowie.
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