miércoles, 22 de mayo de 2013

Infancia


Los niños y los insectos alados forman una sociedad secreta, se intercambian sus pequeños misterios y verdades, se cuentan mentiras y saltan y bailan unos en torno a otros, en juegos de gente pequeña y soñadora. Los insectos persiguen a los niños como hadas translúcidas y obcecadas que les hacen reír o llorar a veces; los niños persiguen a los insectos como avezados cazadores de quimeras, y en ocasiones los matan como castigo a su insolencia, pero la mayoría de las veces se les escapan en un arabesco burlón, giran en torno a ellos realizando acrobacias improbables y se quedan observando desde lejos como les miran, como quien quiere alcanzar la Luna.
Otras veces se comunican sin palabras; el bichito se acerca efectuando sus diminutos tirabuzones hasta aterrizar en la superficie del pequeño, y entonces le cuenta en su lenguaje secreto sus viajes por los prados y los árboles, sus batallas contra los depredadores, le habla de sus
conversaciones con las plantas, que también tienen su propio idioma y les gusta la caricia de los insectos cuando las están libando. El niño le habla de sus juegos, de sus canciones, de sus pequeños dramas: la tiranía de los mayores, la malevolencia de sus hermanos y de lo duro que es aceptar la disciplina que imponen sus maestros, aunque a veces se lo pasa muy bien.
El mundo de los niños y los insectos alados es un mundo mágico, un mundo multicolor y eterno -porque los niños, como los insectos, son multicolores- donde sus personajes están hechos para no perdurar; los niños dejan de ser niños y los insectos se van con el otoño, pero a la siguiente primavera otros niños y otros insectos vuelven a encontrarse (nunca bajarás dos veces al mismo río), a soñar y a perseguirse en eterna danza de vida, siempre con los mismos juegos.
Los niños y los insectos comparten primaveras de colores y de risas que luego maduran en inviernos áridos; y en el invierno de la vida sobrevivimos bajo el frío y la nostalgia los que antes éramos niños, sobreviven bajo el frío y la nostalgia los que antes fueron libélulas o mariposas; unos y otros añoramos una Arcadia de cantos y alegría, de despreocupaciones, y nuestro espíritu transmigra hacia el pasado mostrando a su regreso una pequeña parte de aquel mundo a nuestro ser viejo, enfurruñado, un poco muerto, que como el gran Cthulu aguarda soñando.
Es entonces cuando, en medio del ajetreo cotidiano, en medio de una calle ruidosa y atestada de humo y de coches, una parte del pasado regresa, con su pequeño cuerpo acorazado y las alas extendidas, dibujando volutas en el aire contaminado hasta posarse en nuestro hombro para contarnos al oído cómo van las cosas por allí, qué hacen aquellos niños, aquellos insectos que fuimos nosotros -niños e insectos, porque ya en la memoria se confunden- y, por un instante nuestra mirada adquiere un brillo antiguo, y nuestro rostro, habitualmente máscara, se ilumina con una sonrisa clara.

@Pacoespada1

martes, 14 de mayo de 2013

Apuntes de arqueología: Area de Colombia

REGION SEPTENTRIONAL
De las culturas en ella comprendidas -Ranchería, César, Tairona, Río Magdalena, Costa de Barlovento y Complejos Crespo y Simú-, las últimas- con cerámica globular casi siempre, figurillas y objetos mil de concha y piedra- son las menos conocidas.
- Cultura Ranchería
En el curso medio del río Magdalena, se señalan los períodos Luna -platos y cazuelas en globo blancos, pintados, negros, incisos, o policromos, figurillas antropomorfas discos de cerámica-, Horno -con vasos globulares, figurillas femeninas de cabeza rectangular y ojos incisos y en "grano de café", en sus dos fases-.

Cocos -con tipos cerámicos toscos, rojo liso y blanco pintado, este último decorado- y Portacelli, con estilos lisos o acanalados, rojos casi siempre, y protuberencias en los rebordes.
- Cultura César, de las orillas del río de este nombre, se conocen bien los períodos La Paz Hatico y Portacelli, con diversos estilos cerámicos y una especie de curioso boomerang.
- Cultura Tairona
La Sierra Nevada de Santa Marta es el primordial foco de la cultura Tairona, cuya arquitectura posee tres tipos fundamentales de vivienda -circular por su cimentado- con dos entradas y postes sosteniendo la techumbre, amén de los muros de contención, porticos primarios, estelas, etc.

Su cerámica, casi siempre sin decoración pintada, adopta la forma globular-antropomórfica, siendo frecuentes los tipos roja-gruesa y negra-fina.
- Cultura del Magdalena hace referencia al curso inferior del río. Las formas más corrientes son las urnas funerarias llamadas de los Mosquitos (La Jabonera, La Cimitarra), cilíndricas, con base redondeada y tapadera con figuras zoo o antropomorfas.

REGION CENTRAL

Seis son las culturas de esta área -Guane, Lache, Muzo, Chibcha, Quimbaya y Calima-, siendo hasta ahora las últimas las mejor estudiadas.
- Cultura Chibcha o Muisca parece que consiguió sus mejores logros en el campo político. Arqueológicamente es aún poco conocida.
Uno de sus yacimientos más interesantes es el de Sogamoso, con arquitectura -viviendas de planta circular y gruesos postesmaderos-, cerámica -globular, gris clara y sin pulir; fusayolas; ocarinas; figurillas con nariguera-, tumbas en forma de pozo, excavadas en la roca, a veces en urnas; diverso instrumental lítico y, sobre todo, objetos en oro y tumbaga muy bien labrados.
- Cultura Quimbaya
De los valles del Cauca y del Quindio, presenta en su cerámica grandes ánforas ovoides, copas, vasijas-barco y vasos antropomorfos de figuras sedentes o erectas con cabeza rectangular desmesurada y ojos-incisiones.

Su dominio en el campo de la orfebrería del oro y la tumbaga -botellas pectorales, animales, máscaras, etc., inigualable por su perfección y belleza- es extraordinario.
- Cultura Calima
Igual tecnicismo alcanzó la cultura Calima -fraguas de los "patios de los indios"-, que posee una singular cerámica -globular, cuencos de ancha boca, vasija doble antropomórfica- con decoración generalmente pintada.


REGION MERIDIONAL

En posible contacto con las regiones del Cauca, Ecuador y Perú, siete son las culturas -Corinto, Popayán, Patia-Guachicono, San Agustín, Tierradentro, Nariño y Tumaco- que han sido hasta ahora "detectadas" en esta región.
Esquemáticamente, he aquí algunos de los restos comunes en ellas:
- Corinto: Río Pichindé; complejos Río Bolo y Quebrada Seca y plataformas con vivienda y tumbas en pozo.
- Popayán: Magnas estatuas cilíndricas que se hincan en el suelo, con sexo bien diferenciado enormes extremidades y torso, cabeza diminuta, rasgos faciales incisos. Bien diferenciadas de las de San Agustín, es posible su parentesco con las centroamericanas.
- Patia-Guachicono: Tumbas-pozo.
- San Agustín: Descuella por sus tumbas de loza pétrea, que a veces contienen sarcófagos; sus plantas rectangulares de vivienda y, muy especialmente, su estatuaria-relieve, de dimensiones extraordinarias -brazos pegados al cuerpo o sobre el vientre, desmesurados caninos, ojos y boca-, las más de las veces con un diminuto "sosia" a cuestas.
- Tierradentro: Presenta semejanzas con la estatuaria anterior singularizándose por sus hipogeos de planta oval excavados en la roca.
- Nariño posee una cerámica muy característica -ollas globulares, con cuello corto y asas, y decoración pintada-.
- Tumaco, con peculiar estatuaria, zoo y antropomorfa quizás influenciada por la de Esmeraldas

@Pacoespada1.

domingo, 5 de mayo de 2013

Marea negra

Fernando pasa la página del periódico, siempre noticias desagradables; quizá lo mejor sería salir a dar un paseo, pero con este tiempo tan frío no le apetece sino seguir encerrado en casa con el diario. Una sombra negra cruza el cuadro del ventanal, es un cuervo. ¿Qué hará un cuervo aquí, entre los edificios? Pasa una nueva página. De nuevo la marea negra en Galicia, y un grito reivindicativo: "Nunca mais".
Exhibe un rictus de dolor al recordar esas playas que ha visitado algún verano; el mar de olas faraónicas que amenazan con engullirlo todo, y el horizonte que se destaca en un extraño efecto óptico por encima de la vista.
Un rictus de dolor... tendré que ir al dentista un día de estos, si lo dejo para más adelante será peor.
Nunca mais, grita el cuervo mientras picotea el cadáver de la costa y extiende sus alas negras por las playas. El dentista da miedo, pero no hay más remedio que ir, so pena que el chapapote se extienda por todas las piezas y acabe pareciendo un viejecillo desdentado. El periódico es aburrido, negro sobre blanco, acontecimientos negros. Ya no recuerda cuando fue la última vez que hizo calor, le gustaría estar en una playa de arena blanca con Ella. Las palmeras no serían estrictamente necesarias, pero sí que estuviera Ella, y la arena, y las olas, y el cielo limpio. Nunca mais gritó el cuervo que pasó por la ventana... ¿Qué hará aquí un cuervo?
Fernando dobla el periódico cansado de catástrofes y vuelve a pensar en Ella. ¿Qué estará haciendo ahora? Era mucho más arrojada que yo; se metía al agua con la marea alta y yo tenía que seguirla para no parecer un mequetrefe; que me daba miedo aquel mar montaraz, casi tanto como el dentista.
Se queda dormido, soñando con mares de olas grandes como catedrales, coronadas de crestas negras en las que chapotean unos niños que ríen y gritan, vestidos de blanco de pies a cabeza, cubiertos de manchas oscuras, y despierta con la sensación de haber dormido durante siglos. El periódico ha caído a sus pies con las alas extendidas, le da una patada que lo arroja fuera de su vista. Quizá debería salir a dar una vuelta, pero con este tiempo tan malo...

@Pacoespada1