jueves, 16 de febrero de 2012

Sociología de Talcott Parsons

Talcott Parsons nació en Colorado Springs, Colorado, US, en 1902. Procedía de una familia religiosa e intelectual, su padre fue ministro eclesiástico, profesor y, posteriormente presidente de una pequeña universidad. Realizó sus estudios en el Amherst College, donde se licenció en 1924 y realizó sus cursos de doctorado en la London School of Economics. Se trasladó a Heidelberg, Alemania, donde Weber realizó buena parte de su carrera académica; en Heidelberg todavía se notaba la influencia de Weber incluso cinco años después de su muerte, época en que llego Parsons; su viuda seguía convocando reuniones en su domicilio, a las que asistía Parsons, que se vio muy influenciado por la obra del sociólogo alemán, de hecho, gran parte de la tesis doctoral de Parsons estuvo dedicada a analizar las ideas de Weber.
Parsons fue nombrado tutor de Harvard en 1927 y permaneció en esta universidad hasta su muerte en 1979, aunque cambió varias veces de departamento, tardó doce años en conseguir el estatuto de profesor permanente en esta universidad, fue en 1939, en 1937 había publicado su Estructura de la Acción Social, obra en la que daba a conocer en Norteamérica a teóricos de relevancia dentro de la sociología, como Max Weber y de paso establecía los fundamentos para el desarrollo posterior de su sistema, conocido como funcionalismo estructural, uno de los sistemas teóricos más influyentes de la sociología del Siglo XX.
Tras la publicación de esta obra, el progreso académico de Parsons tuvo una aceleración relevante; fue nombrado director del Departamento de Sociología de Harvard en 1944 y en 1946 fundó y dirigió el Departamento de Relaciones Sociales, que reunía a científicos sociales de diversas disciplinas. En 1949 es elegido presidente de la American Sociological Association. En 1951 publica El Sistema Social. Durante esta década y parte de la siguiente se convierte en la figura más destacada de la sociología norteamericana.
A finales de los años sesenta es atacado por los sociólogos más radicales, que le calificaron como políticamente conservador, así como a su teoría que, además de conservadora la consideran poco más que un esquema de categorización sofisticado. Pero en la década de los ochenta vuelve a resurgir el interés por Parsons, influyendo sus ideas no solo en los sociólogos conservadores, sino también en los neomarxistas.
A su muerte, varios de sus antiguos estudiantes , hoy grandes sociólogos, han reflexionado sobre la obra de Parsons así como sobre su personalidad, mostrándonos algunas ideas interesantes sobre Parsons y su obra. Quizá Robert K. Merton sea su discípulo más destacado, Merton, que ha contribuído al desarrollo y renovación del funcionalismo estructural, escribió sobre su maestro: "La muerte de Talcote Parsons marca el final de una era de la sociología. Con seguridad, la nueva era [...] se verá reforzada por la gran tradición de pensamiento sociológico que nos ha legado."
Talcott Parsons, desarrolló el sistema del funcionalismo estructural, para cuya comprensión es indispensable su esquema denominado AGIL.
Las siglas AGIL se corresponden con lo que Parsons consideraba cuatro imperativos funcionales necesarios en todo sistema:
- A: Adaptación; todo sistema debe abarcar las situaciones externas. Debe adaptarse a su entorno y adaptar el entorno a sus necesidades.
- G (Goal attainment): Capacidad para alcanzar metas; un sistema debe definir y alcanzar sus metas fundamentales.
- I: Integración; El sistema debe regular la interrelación entre sus componentes. También debe controlar la relación entre los otros imperativos funcionales; A, G y L
- L: Latencia (mantenimiento de patrones); un sistema debe proporcionar , mantener y renovar la motivación de los individuos y las pautas culturales que lo integran.
El sistema de la acción social de Parsons, muy influído por weber, se divide en cuatro subsistemas que se corresponden con las partes del esquema AGIL:
1. Sistema social (Integración)
2. Sistema cultural (Latencia)
3. Sistema de la personalidad (Capacidad para alcanzar metas)
4. Organismo conductual (Adaptación)
En su análisis, los sistemas inferiores proporcionan las condiciones que requieren los sistemas superiores, y los sistemas superiores controlan al los que están en un nivel inferior en la jerarquía. El funcionalismo estructural se establece con los siguientes supuestos:
- Los sistemas tienen como característica el orden e interdependencia de las partes
- Tienden hacia un orden o equilibrio que se mantiene por sí mismo
- Los sistemas pueden ser estáticos o entrar en un proceso ordenado de cambio.
- Una parte del sistema influye en la forma que adoptan las otras partes.
- Los sistemas mantienen límites con sus ambientes.
- La distribución e integración son procesos fundamentales para el equilibrio de un sistema
- Los sistemas tienden al automantenimiento.
El sistema social
Parsons contempla el sistema social como un sistema de interacción, como unidad básica del sistema utiliza el concepto rol-estatus. El estatus hace referencia a una posición en el sistema estructural y el rol a lo que hace el actor en esa posición. Se considera al actor como un conjunto de estatus y roles. Parsons definió una serie de prerrequisitos funcionales de todo sistema social:
1. Los sistemas sociales deben estar estructurados de manera que sean compatibles con otros sistemas
2. El sistema social debe contar con el apoyo de otros sistemas
3. Debe satisfacer una parte significativa de las necesidades de los actores
4. Debe fomentar en sus miembros una participación suficiente
5. Debe ejercer control sobre las conductas potencialmente desintegradoras
6. Si surge un conflicto lo debe controlar
7. Requiere un lenguaje para poder sobrevivir
Para la integración del sistema social es necesario que se introduzcan en el individuo una serie de normas y valores, por medio de las cuales se realice un proceso eficaz de internalización que llegue a convertirse en parte en la conciencia de los actores. De este modo, cuando los actores persiguen sus intereses particulares, sirven a la vez a los intereses generales.
La socialización se define como un proceso conservador en el que las disposiciones de necesidad unen a los niños con el sistema social. Parsons considera esta socialización como una experiencia que dura toda la vida, aunque debe complementarse con experiencias socializadoras más específicas. Además de la socialización, el control social constituye un sistema de defensa complementario del sistema social; aunque un sistema funciona mejor cuanto menos recurre al control social.. El sistema debe tolerar cierta desviación para así proporcionar oportunidades de rol que permita expresar una serie de personalidades sin amenazar la integridad del sistema.
Un sistema social muy importante es la sociedad, que para Parsons tiene cuatro subsistemas que emanan de las unciones AGIL:
- La economía (A); es el subsistema que cumple la función de la adaptación de la sociedad al entorno mediante el trabajo, la producción y la distribución
- La política (G); busca el logro de metas mediante la persecución de objetivos sociales y la movilización de recursos para este fin
- La comunidad societal ( I ); realiza la función de integración, se ocupa de coordinar las partes de la sociedad.
- El sistema fiduciario (L); es decir, las instituciones socializadoras, cumple la función de latencia al ocuparse de la transmisión de la cultura, las normas y los valores.
Todos estos sistemas y subsistemas conforman la sociedad, considerada como una colectividad relativamente autosuficiente cuyos miembros pueden satisfacer todas sus necesidades individuales y colectivas y vivir dentro de su marco.
En definitiva, Parsons muestra una estructura ideal muy lejos de la que actualmente existe, ya que los conceptos A, que se desintegra en las manos de unos pocos que ni siquiera están en condiciones de retenerlos, G, que ha perdido toda perspectiva del concepto cívico o Politeia, ni I, posiblemente el más maltratado por las fuerzas desintegradoras, y por supuesto L, que ha sido esclavizado por A. Están muy lejos de formar una base estable para una acción social coherente
A la vista de los resultados actuales podríamos pensar que Talcott Parsons, uno de los mayores sociologos de todos los tiempos y creador de uno de los pocos sistemas aceptados en sociología tenía una idea algo rígida sobre la sociedad y la historia.

martes, 14 de febrero de 2012

Te recuerdo, Amanda

Te recuerdo, Amanda, perdida entre tantas noches sin luna, ¿Recuerdas Amanda, cuando la luna bajaba a beber de nuestras manos en el aljibe del viejo José? Tú le dabas de beber en tu palma y yo te miraba reverente mientras me explicabas que a la luna hay que darle de beber despacio, porque no es como las cabras, que suben a una piedra y luego bajan; la Luna se puede ir para siempre, y entonces ya no la veríamos más en el cielo.
Te recuerdo Amanda, como decía la canción de Víctor Jara, tan silenciosa, de vuelta a la fábrica, aunque tú nunca has estado en una fábrica, te has mantenido tan silenciosa como has podido, en el útero de la "Madre Patria".
Yo bien, desde aquí, en el exilio; exiliado de tí, con ganas de volver; quizá algún día recordaré las lunas sin dormir que he pasado lejos; no todas, porque aquí siempre está nublado, aquí es un poco más noche, Amanda, sin ti. Al sol le cuesta salir; me grita: ¡No te levantes! 
Y yo dócil me quedo en la cama, no por galundez, porque tu recuerdo me aplasta contra una cama vacía que a fuerza de ser hollada por mi cuerpo, que un dia fue tuyo, la hace más cercana a ti. 
Y aquí me quedo todo el dia, recordando, Amanda, cómo mirabas el fondo del aljibe, tu cabello cayendo suave sobre la luna, que te miraba codiciosa desde el agua, porque tus ojos tan negros eran los ojos lunares que te observaban desde el abismo de plata bordada de oscuridad, entonces olvidabas mi presencia y canturreabas en una lengua desconocida, la lengua de las hadas, la lengua del viento entre las hojas, la lengua de las estrellas que un día se apagaron y que ahora me acercan su luz, como tu recuerdo viene a mi cabeza aunque tú un día te marcharas.
Te recuerdo Amanda, ¿Te acuerdas de mí? de aquel loco rapado en los manicomios de este mundo que babeaba cheposo y achacoso renqueando una pierna tras de tí mientras tu huías y gritabas riendo deja, suelta mono sucio, amor mío aquí mismo, no importa que nos vean, y yo me transformaba por tu presencia en un sátiro que rebosaba felicidad, y tu piel tenue, translúcida se hacía abismo de carne, hasta que la madrugada sin estrellas nos besaba con el hielo de sus labios y el suelo nos desalojaba con su frío, porque como buen casero daba a las flores prioridad -inquilinos más fiables- y caminábamos ateridos, abrazados para transmitirnos calor mediante el trasvase de la energía producto del proceso mecánico de nuestros temblores.
Pero el frío no escarchaba nuestras lenguas y hablábamos, y hablábamos de que tal vez algún día, - ¿ Qué día será ese? - ya nada nos separaría, ni nuestra juventud ni nuestra condición; algún día yo te contaría cuentos junto al fuego mientras tu acariciarías mis canas y te estremecerías de miedo, después, te cogería de la mano y te acompañaría gentil hasta tu alcoba, construida en la casa junto al aljibe del viejo José, que aún seguiría siendo viejo, como los magos de los cuentos.
Pero la Luna siempre se escondía temerosa del alba traicionera que le arrojaba su tinta rosácea de calamar celeste, y nosotros nos despedíamos con un beso apresurado y una promesa de eternidad, un dia más. Aún tengo tatuados en mi alma, como en un negativo de mis sentidos, aquellos ojos tuyos, que de tan negros conservaban la noche en pleno amanecer delator, que mantenían mi camino agradable y oscuro como guarida de fiera hasta que llegaba a mi guarida y me desplomaba ciego y muerto, soñando con la noche, soñando contigo Amanda, y me despertaba soñando.
Y soñando contigo, Amanda, me dirigía a la fábrica, donde alguien con gestos ostensibles me animaba al esfuerzo contínuo, a levantar al país, al mundo, al universo, a levantar a todos menos a mí, a todos menos a los que unían su brazo al mío para hacer semejante esfuerzo. Y yo no pensaba más que en tí, ¿Qué harías en ese momento en que yo atornillaba una tuerca ajena y la luna te había abandonado? ¿Me recordarías, Amanda? ¿Soñarías conmigo? . Yo contigo sí. Hasta que me despertaba el capataz con el látigo de lo cotidiano y me recordaba que estaba en el mundo de los supuestos vivos.
Pero a tu familia no les gustaba, demasiado simple, demasiado pobre, demasiado dueño de un solo destino: amarte.
Te recuerdo Amanda, las calles mojadas, y tú al fondo, contra el gris del ayer...
Hoy el mundo es distinto, yo sigo igual, viviendo tu ausencia y tu recuerdo, que ahuyentan mis dragones.
Pero hoy te vi, o creí verte, un poco ajada por el demonio que se esconde tras el tiempo, pero ¡Tan bella!... Te recuerdo como un destello del sol al abrir los ojos, te recuerdo como el color del cielo en el Mediterráneo, te recuerdo como carne que morder, te recuerdo... Amanda.

viernes, 10 de febrero de 2012

ETTs

Hace años ponían un anuncio en televisión referido a una empresa de trabajo temporal en el que se podía ver un foco que se encendía y apagaba de modo intermitente. Una voz en “off” preguntaba: ¿está encendido o apagado? La moraleja del cuento era que con la dicha empresa de T.T. nunca estarías apagado, es decir en  desempleo permanente. Claro que omitían que tampoco estarías encendido invariablemente .
A mí este anuncio me impresionó; Platón venía a decir que la belleza es la máxima expresión de la verdad, o que verdad y belleza son ideas análogas. Yo creo que de las mentiras –o las medias verdades– también se puede derivar algún placer estético, y al anuncio de marras me remito, porque, aunque me parece genial, tendría que ser muy ingenuo para considerarlo una verdad como un templo.
También se les olvidó, por cierto, advertirnos que en una ETT no hay pagas extras propiamente dichas, ni vacaciones pagadas, tampoco decían que un trabajador de este tipo no es considerado igual a sus compañeros de plantilla de la empresa en la que presta sus servicios; esos detalles quedan para más adelante, cuando consigas un trabajo decente. Así que a la terciarización masiva  del empleo (perdón por el palabro, quiero decir que ahora se trabaja de forma mayoritaria en el sector de servicios), causa de que aumenten los trabajos de baja cualificación y mal remunerados, y que vayan desapareciendo los de cualificación media, las modalidades de contratación precaria (contratos basura) y el abaratamiento de los despidos, a todo esto, digo, se une el “milagro de las ETTs”. Es un milagro porque las empresas pagan a las ETTs por el trabajador bastante más que si le contratasen directamente – SS incluida – y encima salen ganando. Todos salen ganando. Las empresas porque se ahorran los seguros sociales y ademas se libran de impuestos; las ETTs porque, obviamente, se quedan con la parte que sobra después de los pagos a los trabajadores y demás gastos; tampoco debemos olvidar que a los trabajadores se les paga el día diez del mes siguiente al trabajado, con lo que el total de las nóminas, que suma mucho dinero, retenido en el banco desde finales de mes hasta el diez del siguiente generan un buen pellizco en operaciones financieras. 
El gobierno de turno también se beneficia, ya que puede presentar a la opinión pública, siempre quisquillosa, tantas mil nuevas altas en la seguridad social, con el consiguiente, y nada despreciable, descenso del paro; poco importa que una parte de esas altas sean por unas horas, por un día o una semana, o que diez o doce de esas altas pertenezcan a un mismo individuo, y esto sirve para rentabilizar votos: España comienza a salir del pozo. Y por supuesto, se benefician los desempleados que, como diría la Señora Manuela, la de la pescadería, “mejor que hagan algo, aunque sea maltrabajar, que no que anden por ahí robando o endrogándose”.
Pero volviendo al anuncio del faro que se enciende y se apaga, a veces siento la tentación de hacer lo siguiente: personarme en un banco y solicitar un crédito hipotecario para comprar un piso. Cuando el empleado del banco me preguntase por el trabajo que desempeño, sacaría una linterna del bolsillo – tampoco hace falta un foco enorme, como el del anuncio – y le explicaría con su ayuda el cuento del encendido y el apagado, aclarándole que trabajo en una ETT.
¿Creéis que me concedería el crédito? Yo más bien me inclino por pensar que me echaría a patadas de la sucursal porque, no sólo –a su juicio– sería un muerto de hambre insolvente, sino que encima le habría tomado el pelo con la dichosa linternita.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Una historia de amor

Esperábamos que contase algo. Todo el mundo decía que era un viejo loco, pero nadie se rió nunca de él. Nadie sabía de dónde era y siempre esperaban de él los relatos más estremecedores, que abrían los ojos y las bocas de los hombres y erizaban el pelo de los perros y los gatos, que parecían entenderle. Sin embargo no parecía que fuese a hablar, estaba a punto de dormirse sobre su jarra de cerveza; me distraje con la hija de la tabernera, que pasó a mi lado sonriéndome con picardía. Me estaba levantando para seguirla y reanudar el capítulo que había dejado pendiente la noche anterior, cuando un carraspeo que parecía venir del centro de la Tierra me interrumpió.
En mi pueblo veneramos a las arañas de Marte, que un día bajarán a la Tierra para  devorarnos siempre que seamos lo suficientemente hombres para ellas.
Esta creencia viene de una leyenda muy antigua;  la leyenda de Sohar, señor de las artes, que se había enamorado perdidamente de una joven de ojos negros, de un negro tan intenso que ensombrecían todo lo que había a su alrededor; su mirada, su pelo, su aroma, su forma de andar, todo lo que ella era la convertía en algo tan distinto de las demás mujeres que se podía llegar a dudar de que fuera una mujer, incluso de que fuera humana.
Sohar, que dominaba la magia, recurrió a sus artes para crear regalos maravillosos para ella: una fuente cuyas aguas al caer recitaban poesías de amor; un arco de triunfo, en el que el viento, al pasar a través de él cantaba canciones como lo harían los ángeles; muros pintados con figuras que se movían según su capricho, y mil sueños más hechos arte e invención que intentaban en vano atraer el corazón de su criatura amada, pero a ella no le importaba, se quedaba durante horas sentada en una roca negra a la orilla del mar. Parecía que siempre miraba más allá del cielo.
Atrapó, sin embargo, el corazón de la bella mujer la aparición repentina de unos delfines cerca de la orilla, dicen en mi tierra que los delfines no solo son listos, también son sabios. Ellos salvaron o perdieron el alma de su adorador; ellos hablaron con ella, le hablaron de un destino oscuro, de un deber por encima del tiempo, de los seres, de los sentimientos. La convencieron con su lenguaje de arpas, y la dama extraña accedió a unirse a Sohar. Solo el Sol podía unir a una pareja tan feliz. Y el Sol lo hizo. Al crepúsculo se consumó su unión; más bien se consumió. Sohar fue devorado por aquel ser que le había envuelto en fuegos de una pasión delirante, unas veces dulce, otras violenta, pero siempre distinta a la que cualquier otra mujer o cualquier otra criatura le hubiera podido dar. Sohar atravesó la línea, una línea muy nítida entre lo que un hombre debe esperar de la existencia y lo que es la existencia en sí.
Su amada lo pagó muy caro, sólo aquel hombre le había hecho sentir algo muy especial en toda la extensión de su ser, como cuerpo y como alma, pero llegó demasiado lejos, y con lágrimas inundando la oscuridad de sus ojos se marchó más allá del cielo. Dos especies distintas no se aparean, y una de ellas debe tener cuidado con las costumbres de la otra si llegan al momento de la unión. Sin embargo, Sohar, Señor de las Artes, quedo tan complacido que no le importó ser devorado por aquella ninfa sublunar.
Nuestros antepasados, nuestros magos, nuestros hombres de poder, siempre dicen que hemos de construir un mundo más perfecto para que puedan regresar las arañas de Marte, aposentarse en él y apacentarse en nuestra felicidad, que consistirá en unirse a esos seres maravillosos.
El relato me desconcertó, no sabía si me había conmovido o me había parecido ridículo, quizá fueran ambas cosas. Quise preguntarle algo, no sabía qué. Tampoco pude preguntarle nada. Parecía haberse quedado dormido para siempre sobre su cerveza.

viernes, 3 de febrero de 2012

El sueño de Europa

El sueño del cambio en Europa se está convirtiendo en pesadilla, la Unión Europea, que nos prometía una nueva Pax Romana de mil años está cayendo como un paracaidista enredado en sus propios hilos de cabeza a un suelo del que nadie se molestará en levantarnos. Los hilos de la contradicción, del recelo, de dos guerras aún no superadas, del yo soy mejor que tú y de tú aún me debes algo. La Europa de los navegantes, de los conquistadores, de los comerciantes, la Europa de las revoluciones políticas, industriales, agrarias, se va a pique. Ya ni los bárbaros clásicos al uso se afanan en conquistarnos.
Atila, soñó un nuevo mundo, como Eric el Rojo, como Arpad, como otros insignes bárbaros, no olvidemos que esta palabra no es mas que una onomatopeya, barbarbar, la lengua de aquellos que no entendemos y no queremos entender, la lengua de los que no nos entienden ni nos van a entender si no es estrictamente necesario, barbarbar... en su raíz este modo de ser deriva de un doble juicio histórico y cultural, en la consideración moderna, actual e intuitiva de un concepto en proceso de desintegración, que mientras imaginamos de un modo romántico, la nueva Europa, la Europa de Schiler, de Shcheling, de Byron, o de Hegel se ha convertido en la Europa de Merckel de Sarkozy o de Rajoy, parece mentira que en pleno siglo XXI haya tanta ignorancia política. Los simpáticos descendientes de Arpad hubieran realizado un cambio de gobernadores con celeridad y contundencia, con sentido del humor, humor negro, claro.
No sabemos si los nuevos bárbaros que avistamos en el horizonte son civilizados o salvajes, ya sabemos que nuestros lideres están al servicio de un ente salvaje que solo responde ante sí mismo, ni siquiera ante Dios y ante la Historia, para qué, ambos se pueden cambiar.
Tal vez los nuevos bárbaros nos quieran como esclavos, o tal vez como mascotas, no en vano la ilustración tiene su atractivo, aunque sea inútil. Europa, la vieja puta, se vende al mejor postor porque sus huesos ya son frágiles y no puede sostenerse por si misma, pobre vieja Europa, que vende sus alhajas pasadas de moda para no morirse de frío y hambre como la pequeña cerillera. Morirá de pena en el asilo de la Historia.
No sé dónde queda el orgullo de los reyes de Castilla, de Aragón, de Navarra, de Francia, de Inglaterra, de Polonia, el orgullo de almogávares, de abencerrajes, de vikingos, de magiares, de otomanos, dónde queda el orgullo de templarios, de hospitalarios, de caballeros teutones. Donde queda el orgullo de emperadores de Roma, de Bizancio, del Imperio Carolingio y el Imperio Germánico, el orgullo de los Zares.
Dónde queda Alejandro el macedonio...
La vieja Europa que olvidó a Cronwell, a Robespierre, a Rosa Luxemburg, a Lenin, a Azaña, porque quizá eran políticamente incorrectos está dispuesta a olvidar a Adenauer, a DeGaulle, a Churchill, a Ataturk y a otros por el bien de los mercados. 
Esta es nuestra Europa, la antigua Europa de los mercaderes, la del lassez faire, lassez aller, la del bienestar, la de los celtas recolectores de cabezas y la de los magiares orgullosos de descender  de Atila, la de los britanos deseosos de tratar por beneficio, de los piratas vascones,  de los castellanos aventureros, la de los Dogos, la de los Murdalak. La Europa de las revoluciones. No inventamos el Rock´n roll pero lo bailamos como nadie, no es tan difícil si te dejas llevar.
Y ahora vienen cuatro empresuchas a decirnos como tenemos que vivir para que alguien al otro lado del mundo acumule riquezas que derrocharán sus descendientes cuando ese alguien muera. Mientras ese alguien se pudra en el futuro en una tumba sus herederos dilapidarán el fruto de su rapiña en drogas, sexo y juguetes mientras millones de seres iguales a ese alguien  agonizaran por hambre, seres con células, tejidos y osamentas idénticas a ese alguien, y quizá con mejores sentimimientos que ese alguien, por lo que sufrirán más que ese alguien viendo morir a sus hijos de hambre si a ese alguien le hubiera tocado estar en esa situación. ¿Y qué hace esa Europa?
Si alguien cree que se va a librar del peso de la historia escondiéndose bajo una piedra, mejor que repase unos cuantos libros y verá que no hay nada nuevo bajo el sol. Y de paso relea el que lo haya leído y el que no que lo lea, la fábula del caballo al que ofendió un ciervo y que para vengarse de la ofensa pidió ayuda al Hombre, al final el caballo se libró del ciervo, pero quedó esclavizado para siempre.