miércoles, 30 de enero de 2019

El nadador

Dicen que los lagos son lugares mágicos. La Dama del Lago -¿Cuál?- sostenía en su mano a "Excalibur", la espada mágica; se la entregó a Merlín el mago para que sirviera al mejor caballero de la Celtia, entonces Bretaña. Arturo recogió la espada y después de muchos avatares la devolvió al lago.

El lago Ness posee su propio animal mítico, Nessie, mascota de lugareños y foráneos, monstruo de todos conocido y que muy pocos han llegado a vislumbrar, de hecho yo no lo he visto cuando estuve allí. Y qué decir de las leyendas indias que hablan de los espíritus de los Grandes Lagos, donde vive el gran Manitou, ser-espíritu que se transforma en el animal tótem de cualquier hombre y que puede arrancar la vida y el alma del más valiente de los guerreros.

Cada lago es portador de misterios, y el de Sanabria no podía ser menos. allí es de sobra conocida la leyenda de San Isidro arando por esos pagos. O a Cristo como peregrino por las tierras que hoy anegan las aguas del lago y que entonces eran un pueblo, que por un quítame allá esas pajas -lo de siempre, la poca caridad humana- provocó la inundación de toda la cuenca de forma que sólo quedó en la superficie la torre de la iglesia, que es lo que hoy vemos como una pequeña isla cerca de Ribadelago. Por si no la habéis visitado os advierto que tiene poco encanto, la última vez que estuve en ella sólo vi un islote rocoso lleno de zarzas y avisperos, aunque había unas moras exquisitas.

El lago de Sanabria, también tiene sus propias leyendas, y yo he bajado muchas veces hasta él en busca de su lado mágico, y puedo decir que lo he encontrado: la magia la contiene en su propia presencia; basta con respirar su aire, contemplar los bastiones boscosos que lo circundan o sumergirse en su agua de torrente para sentirse trasladado a un mundo distinto, más luminoso. Un paseo junto al lago en soledad, escuchando sus murmullos le devuelve a uno la paz que se le va desgastando en la lucha diaria. En cuanto a la magia convencional, la de las hadas y las brujas, de las leyendas de dioses y demonios, de esa no he encontrado nada.

A excepción quizá de una pequeña anécdota que ocurrió en un verano de la adolescencia lejana.

Estaba con mis amigos chapoteando en el centro del lago en una barquita a pedales, una de esas perennes pateras para turistas que habéis visto evolucionando en el agua cuando hace buen tiempo. La barquita estaba superpoblada -lo dicho, como una patera de colores chillones- y nos agarrábamos a ella como podíamos, so pena de quedarnos a la deriva en mitad del lago, que hasta cualquier orilla hay un buen trecho. Dos amigos nuestros iban más holgados; disponían de una piragua para ellos solos. Se acercaron a nuestra barca para saludarnos y de paso tirarnos agua con los remos; uno de los que estaba con nosotros, un poco gamberro y algo subido de peso entonces (Hoy es un respetable padre de familia y esta más en forma) decidió que ya estaba bien de salpicar y ni corto ni perezoso se lanzó al agua para caer junto a la canoa, con la sana intención de empapar bien a nuestros atacantes. La bomba humana provocó una marea que echó a pique a los infortunados remeros con canoa y todo.

La piragua comenzó a hundirse y enseguida desapareció, inmediatamente nos lanzamos a rescatarla y pronto pudimos sacar la barquita a la superficie asiéndola de sus famélicas costillas, pero no éramos capaces de dejarla a flote al estar completamente anegada; lo intentamos de mil formas; panza arriba, boca abajo, de costado, pero no había manera, en cuanto nos descuidábamos se escabullía de entre nuestras manos con habilidad diabólica y tomaba el camino del fondo como una anguila.

En estas fatigas estábamos, ya a punto de dar la piragua por perdida cuando repentinamente emergió una cabeza barbuda tocada con gafas de buceo; la cabeza habló:

- Sacad la canoa del agua en posición vertical para que se vacíe y luego la dejáis caer de panza.

Obedecimos al momento la piragua subió a la superficie vomitando toda el agua que había tragado; cuando ya no la pudimos subir más la dejamos caer y quedó flotando con placidez.

Buscamos con la vista al hombre de la cabeza barbuda y las gafas de bucear para darle las gracias por su consejo, pero había desaparecido. Su aparición y desaparición repentinas eran sorprendentes. Nos encontrábamos en un lago de dimensiones respetables y él había venido por debajo del agua; este no es un hecho imposible de realizar, pero fue de una oportunidad realmente enigmática. Decidimos bautizar a nuestra inesperada ayuda como Neptuno.

Recuerdo esta historia -que no pasa de ser una simple anécdota- como si hubiese ocurrido ayer. A veces pienso si no sería, en lugar de un nadador inquieto, un auténtico habitante de las aguas que para no levantar sospechas se había colocado unas lentes de buceo, más acordes con nuestro tiempo que un tridente. Esto me resulta más sugerente que la simple idea del nadador porque, después de todo, realidad o fantasía solo dependen de los puntos de vista.

martes, 29 de enero de 2019

Punk

Llamamos punk a un movimiento musical que se desarrolla a caballo del principio de los ochenta y finales de los setenta -pido disculpas por el desorden de las fechas, pero trato de conservar una lógica interna en relación con la acracidad de tal movimiento- un momento de la historia musical en que las cosas parecen estancadas. Se perdían los últimos ecos de mayo del sesenta y ocho, del movimiento hippie, y el viejo rock´n roll se repetía en virtuosismos instrumentales; en un mundo cómodamente dividido en bloques, con una situación internacional, aunque francamente estresante, no abocada a la guerra masiva gracias al peligro de la bomba “democrática” -la amenaza nuclear-. Todo iba sobre ruedas –chirriantes-.
Pero en este periodo histórico surgen unos personajes que partiendo de una amalgama estética en la que se unían aportaciones de grandes mitos inclasificables como T-rex, Iggy Pop, Lou Reed o David Bowie, se atreven a subir a un escenario sin apenas saber tocar un instrumento, sacando de sus cacharros las notas locos que les salen de las narices, casi siempre infames - tanto las narices como las notas - y tirando por tierra con sus letras irreverentes todos los mitos de la sociedad en la que les ha tocado vivir.
Dos martillos satánicos nacen en ese momento: Dios salve a la reina y Anarquía en U. K. de Sex Pistols, dos martillos herejes que como el de Tor provocan verdaderas tormentas, golpeando directamente y sin piedad a las dos instituciones más respetadas en Gran Bretaña, y que daban de mamar a los ingleses desde la cuna: la monarquía y la jerarquía, fundamentales en las islas, sin las cuales es muy difícil concebir la existencia social en estas.
En fin, que los señoritos se permiten ofender a los símbolos más sagrados de su entorno y, ¿en nombre de qué?, pues en nombre de nada, porque no hay nada por lo que luchar, el mundo ya está repartido y a ellos les tocó el paro y la basura
-punk- con sus imperdibles como símbolo y con su lema “No hay futuro” se convierten en los paladines de las ratas de callejón; es el nacimiento de un nuevo tipo de crítica al sistema, más intuitiva que intelectual, una crítica no basada en los libros, sino en los estimulantes y la propia experiencia, y que tenía como medio de expresión el vinilo, no el papel. Si Kant levantara la cabeza podría ver -él, que era tan aficionado a la crítica- un proceso crítico llevado a sus últimas consecuencias, y además en un tono mucho más desenfadado que el suyo. No se trata de criticar para reconstruir un mundo decadente, simplemente la sociedad no se puede reconstruir. Hemos llegado al fin: No future.
Toda una teoría creada por unos desarrapados con el pelo de punta y llenos de anfetas y otras cosas; unos cínicos modernos de los que estaría orgulloso el mismo Diogenes el Perro, si este tuviese la puerilidad de sentirse orgulloso de algo. Anunciaron el Fin de la Historia antes que nadie; claro, este “fin de la historia” se le ocurrió a otro y no tiene nada que ver con Sex Pistols, Exploited o The Clash, ya que en la cacareada versión académica es un concepto más bien optimista; el concepto del que se gana la pasta enseñando y escribiendo. Así si se puede ver un mundo futuro uniforme y perfecto. Pero Sid Vicious no era, seguramente, un estómago tan agradecido como Fukuyama.
¿Que a qué viene esta parrafada? Pues quizá a que haya sentido nostalgia de aquellos tiempos, en los que yo apenas era un mocoso que veía surgir en torno a mí una efervescencia hasta entonces desconocida. Tal vez se deba a una sensación de estar de nuevo en decadencia - los noventa han sido finiseculares en su sentido más amplio y no han aportado nada nuevo, a no ser más riqueza para los ricos y más pobreza para los pobres y la primera decada del milenio nos ha traído una crisis apocalíptica-. O, más bien, a que he recordado que ya no esta  Joey Ramone líder de Ramones, el hombre largo como una condena, que con sus greñas, sus vaqueros rotos y sus gafas de culo de vaso revolucionó la música y la sociedad sobre la base de letras sucias y de rock´n roll destartalado, ni sus colegas de grupo Dee Dee y Johny, ni Joe Strummer, lider de The Clash, ni tantos otros que nos sacudieron el esqueleto y la conciencia.
  La música ya no es irreverente ni original. Echo de menos a aquellos sinvergüenzas que no dejaban títere con cabeza. ¡Qué diferencia entre Sex Pistols cantando entonces Dios salve a la reina y Elton John cantando hace unos años una balada (¡Beeeeee!) dedicada a Lady Di!

P. D.
Joey, esta va por ti: Let´s go!

lunes, 28 de enero de 2019

Globalización

La globalización, ese bonito concepto que engloba, todo lo que se menea, como finanzas, guerras, enfermedades etc (¿por qué me vendrán a la mente más cosas malas que buenas?), surge hace unos treinta y cinco años en el ámbito de las universidades anglosajonas para ser aplicado a tres elementos cuyos efectos ya sobrepasaban las fronteras nacionales, estos elementos eran el medio ambiente, la economía y el desarrollo. Sus pilares institucionales, el Club de Roma, el Banco Mundial y el FMI desarrollan los primeros estudios en sus respectivas áreas con escenarios que se extienden por todo el planeta; después vinieron Internet, las guerras televisadas y la supuesta extensión uniforme de la cultura.
Yo tengo la sospecha de que este concepto es más bien una trampa semántica, una palabra que sirve para justificar todos los problemas, algo así como "la pertinaz sequía" en tiempos de Franco. Ya se sabe que los conceptos, desde una perspectiva científica o intelectual en general son neutrales, pero desde una visión ideológica no lo son en absoluto, así, antes teníamos la pertinaz sequía, que era como de andar por casa, y ahora tenemos la capa de ozono, por ejemplo, o mejor dicho su "pertinaz" agujero, un culpable mas cosmopolita.
Otro efecto curioso de la aplicación de esta palabra se da mucho en economía; si, por ejemplo, en un país (España, sin ir más lejos) la situación económica está más o menos bien, el gobierno de turno afirma sin empacho que se debe a la eficacia de las medidas económicas que ha adoptado, pero si la economía va mal, entonces la culpable será la coyuntura internacional, porque lo que se hace habitualmente es globalizar los problemas; los poderosos disuelven así su responsabilidad, mientras que los éxitos se los apuntan. Si Estados Unidos o Alemania proponen soluciones a determinados problemas económicos dentro del marco del FMI o la U.E. y estas tienen éxito, se colgarán la medalla aunque, los costes de estas medidas (que suelen correr por cuenta de los países del tercer mundo) se deberán, según su dedo acusador, a los efectos de la sufrida globalización.
En el escenario mundial no hay prácticamente control social o político sobre lo económico, se le atribuye a la economía su propia racionalidad, superior incluso a la humana, por aquello de que ciertos economistas tienden a definir como leyes económicas a fenómenos que no pasan de ser simples reglas; ello lleva a aprovechar efectos de la globalización como la inmigración para, resolver el problema de los rendimientos decrecientes (LEY) mediante el abaratamiento de costes = costes salariales = dumping social (REGLA) con lo que ¿quién se beneficia?, ¡pues quién va a ser!; Alain Tourain establece la igualdad globalización = capitalismo, y parece que no le falta razón.
Los elementos que parecen haberse adaptado mejor a este proceso son la delincuencia y la especulación. Mientras la permeabilidad de las fronteras permite una mayor movilidad a traficantes, blanqueadores de dinero  y demás profesionales liberales de esta índole, las instituciones de los distintos países dificultan su persecución, faltan acuerdos de extradición, existen refugios fiscales y otras trabas que favorecen a los delincuentes. Tiene su lógica si consideramos que la globalización favorece a ciertas formas de capitalismo, y no hay duda de que el delito es la forma más "audaz" de apropiación de capital.
Estos son algunos de los problemas que yo veo en todo este fenómeno, hay muchos más. No digo que la globalización sea mala en si, de hecho tambien ha aportado grandes avances en otros aspectos, como las redes sociales, facilidad de movimientos o abaratamiento de productos; solo que hay que buscar soluciones a los problemas que crea. Antes de que alguien me reproche que apunto problemas pero no soluciones, debo decir que de las soluciones se deben encargar quienes tienen la responsabilidad política, que para eso les pagamos.

Y muy bien, por cierto.