lunes, 22 de octubre de 2012

Onírica 7


El auditor volvió a menear la cabeza. El Doctor Von Heuber no lograba hacerle entender la esencia del experimento; su ayudante, Radek, sentía que sus nervios iban en aumento.
Radek, adjunto de Von Heuber, llevaba dos años trabajando en este proyecto; comenzó precisamente cuando el Doctor abandonó la anterior línea de investigación para tomar la actual, como impulsado repentinamente por una inspiración divina. Y ahora el programa podía irse al traste por una cuestión de contabilidad. Radek intuía que esta investigación era su vida, y aunque su jefe siempre parecía ignorarle, su interrupción sería algo irreparable para él.
Von Heuber continuaba explicando la índole del trabajo que llevaba a cabo, aunque por su expresión, el auditor no parecía muy convencido.
- La ciencia de base tal vez no parezca útil para la compañía - hablaba el doctor, haciendo un gesto vago con las manos - pero sus aplicaciones pueden ser una mina de oro. Imagine que la gente pudiera ir de vacaciones a donde se le ocurriera sin moverse de un asiento, como en aquella película... ¿Cómo se llamaba? Da igual. Y piense que su compañía fuera la que suministrase esas vacaciones en exclusiva...
Pero volvamos al experimento - le apremiaba el auditor, que mantenía su rictus escéptico - No acabo de entender de un modo concreto en qué consiste; si no puedo plasmarlo en el informe, difícilmente podré aconsejar que la dirección continúe subvencionándoles.
- Creo que ya se lo he explicado varias veces, pero se lo resumiré de un modo sencillo: Este ordenador sueña.
El auditor miró con aire de incredulidad a la caja metálica que encendía y apagaba lucecitas verdes y rojas sin un sentido aparente.
- ¿Me está diciendo que esta... esta máquina está soñando ahora?
- Exactamente - Dijo el científico mientras palmeaba suavemente la CPU - Le hemos introducido un programa especial que hemos llamado Onírica 7; perdone por la licencia poética. Al ejecutarse el programa revierte la información en la memoria, de modo que (esto sería largo de explicar) el sistema lo interpreta como un sueño "personal". Ahora, por ejemplo, cree que se encuentra en una selva, en pleno periodo carbonífero, paseando entre helechos gigantes e insectos fabulosos
- Eso es imposible - protestó el auditor - el ordenador solo está ejecutando un programa, no tiene pensamientos ni sentimientos propios...
- Ahí se equivoca - respondió Von Heuber con aire de triunfo - Este es un modelo de última generación que hemos evolucionado en estos dos años. Tiene un sistema de autoaprendizaje que se perfecciona con la información que le vamos introduciendo; con el tiempo se ha convertido en un "colaborador" más. Por otra parte, su disco duro descifra los códigos que le introducimos igual que nuestro cerebro descifra códigos de colores, sonidos y demás informaciones que necesitamos para vivir; en ese sentido, no hay apenas diferencia entre él y nosotros.
- Hay una pequeña diferencia: la conciencia. Si esta maravilla sueña es por que duerme, y cuando no duerma estará despierto y consciente...
- Es posible - el científico lanzó una mirada pensativa a la máquina - aunque todavía desconocemos la naturaleza de esa conciencia. Quizá "crea" que unas veces está consciente y otras durmiendo.
- Y esa idea de las vacaciones...
El ayudante Radek tuvo un mareo repentino. Trató de rechazar las imágenes que se cruzaban en la oscuridad, tan parecidas a algunos sueños que había tenido en ocasiones... ese insecto enorme, de más de un metro tal vez , que le perseguía entre árboles gigantescos y desconocidos. Recuperó la conciencia y miró a su alrededor, todo en orden. El exceso de trabajo de los últimos días le estaba pasando factura, por si fuera poco, el profesor le estaba contagiando su nerviosismo. Volvió a escuchar la voz de este, deshaciéndose en explicaciones.
- El "turista" estará conectado mediante un cable de conexión neuronal, la tecnología no es problema, la tenemos desde hace tiempo. El ordenador le transmitirá los impulsos, y esos bytes, bien controlados serán las vacaciones.
- ¿Y para cuando...?
- Bueno, - el doctor Heuber carraspeó antes de continuar - aun hay que revisar ciertos detalles, eliminar interferencias...
- Claro, claro... ¿qué tipo de interferencias?
- Verá, a veces los monitores muestran el programa, es decir, el "sueño" y en cambio otras... - Heuber señaló perplejo a una pantalla - otras pasa esto; se supone que está soñando, pero... Todavía no he logrado comprenderlo.
En el monitor solo se veía reproducido el laboratorio con sus utensilios y a Heuber y el auditor de espaldas, inclinados sobre la pantalla. El auditor se pasó una mano por el rostro, lanzó al científico una mirada de interrogación.
- Desconozco si se trata de algún virus - Heuber, sin perder la expresión de perplejidad continuó - A veces tengo la impresión de que el ordenador despierta del sueño y me observa... es como si me siguiese con la mirada.
- Es una locura - rió el auditor- un aparato que sueña, que se despierta...
Radek no pudo seguir escuchando; volvió a sentir que la cabeza se le iba, que volvía la oscuridad, esta vez el mareo era más fuerte, como si una fuerza centrífuga le arrancase de su eje. Regresaron las visiones, de una nitidez perfecta, tan perfecta que él estaba dentro de las imágenes, que le rodeaban por entero. Las libélulas gigantes se acercaban peligrosamente, le perseguían batiendo con vigor sus alas irisadas a través de un bosque de árboles desconocidos, helechos gigantes quizá; veía seres reptantes de pesadilla, plantas de colores inauditos... Sabía que era (o todavía era) el profesor adjunto Radek, que solo tenía un mareo, una pesadilla. Pero una pesadilla tan definida en su realidad horrorosa como no había tenido nunca otra. Solo un sueño, como el de la máquina, Onírica 7... Las libélulas estaban cada vez más cerca, pero, ¿y si...? ¿y si...? Radek corría por el bosque prehistórico sin atreverse a terminar la pregunta.
- Ya está - exclamó Von Heuber con aire de triunfo - se ha corregido solo. De todas formas tendré que revisar estas anomalías, no se puede dejar nada al azar. Aquí tiene el sueño del ayudante Radek, que es como yo llamo a mi querido cacharro en la intimidad...

No hay comentarios:

Publicar un comentario