miércoles, 19 de junio de 2013

Marta parecía un caracol


Marta parecía un caracol, allí, acurrucada sobre la hierba del jardín inglés, en un día brillante de primavera en el que el prado resplandecía bajo los rayos del sol sonriente.
Paco miraba a Marta con ternura; hacía apenas una semana que la había conocido y ya no podía imaginar como seria el transcurrir del tiempo sin ella. Recordaba momentos impagables a su lado, hablándole en susurros de sus sueños, acariciando su piel húmeda y nacarada. Era algo hermoso, aunque a veces Marta se enfurruñaba, se retraía y entonces no había forma humana de tratar con ella.
Marta se desperezaba lentamente, se estiraba con voluptuosidad bajo una cúpula de trinos y perfumes, se dejaba acariciar por el sol mientras las rosas estallaban en ríos de colores que fluían hacia la mirada, cabezas rojas, blancas y amarillas se agitaban con la brisa. Paco contemplaba a Marta con interés, observaba su cuerpo desnudo y blanco, brillante de rocío; ella se movía lentamente, de un modo que él le parecía perfectamente calculado, hacia la piscina. La siguió con la mirada inquieto. ¿Sabría nadar? Lo ignoraba, no se lo había preguntado, aunque seguramente ella no le habría contestado.
Por un momento temió que se ahogara, pero para algo estaba el allí. Había sido campeón provincial de salto de trampolín el verano anterior; una zambullida en caso de peligro y asunto resuelto.
Recordo, sintiendo un hormigueo en el estomago la ceremonia de entrega de trofeos. Todo el mundo le vitoreaba, su familia lo miraba con orgullo, una ancha sonrisa dibujada en sus rostros. Tampoco le quitaba ojo aquella chica morena que estaba en la grada de su izquierda; había estado durante algún tiempo colado por ella y no se había atrevido a decirle nada. Pero ahora era un gran personaje, podía acercarse a cualquier chica con su halo de campeón. Quizás cuando comenzara el curso en la Universidad...
Pero el curso comenzó y ella no volvió a aparecer ¿Dónde se encontraría ahora?
Un instante después la había olvidado. ¡Se estaba tan bien en el jardín! El sol primaveral le hacia cosquillas en la cara y en los brazos, el cielo se veía rojo a través de los párpados cerrados. Se imagino que así se vería el cielo en Marte.
Abrió los ojos, un petirrojo le observaba desde la rama de un cerezo, mas bien miraba hacia el suelo. El pajarillo debía andar de caza. Paco sintió un ligero temor ¿Qué pretendería cazar? El ave oteaba los alrededores desde su atalaya con rápidos movimientos de la cabeza, iba fijando en todas partes sus ojillos negros, botones diminutos, giraba la cabeza tan deprisa que a Paco no le daba tiempo a seguirle; ahora miraba aquí, ahora allí, sin transición visible. De pronto alzó el vuelo y desapareció entre los brazos de un gran chopo.
Marta tomaba el sol al borde de la piscina, parecía adormilada. Su aspecto era tan delicado que Paco pensó que seria tan fácil destruirla... el poder de la destrucción...
"Siempre le cuentan a uno que es más poderoso el que crea que el que destruye; es extraño que quienes tienen el poder pongan tanto empeño en deshacer lo que antes crearon otros"
Paco pensó que tanto pensar no podía ser bueno; desde la casa le llegó una voz, le llamaban para comer.
Se levanto con pereza y se dirigió a la piscina con paso lento, que a Paco le pareció calculado. Se acerco a Marta procurando no asustarla, se inclino sobre ella y la acaricio un instante.
Después la cogió con una mano y se la guardo en un bolsillo, pensaba llevarla a un discreto rincón, donde estaría a salvo de cualquier peligro. No seria difícil hurtarla un día mas a la mirada de los depredadores, al fin y al cabo, Marta solo era un caracol.

@Pacoespada1

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