viernes, 15 de marzo de 2013

Tambores de guerra (enero de 2003)


"La guerra es el último recurso de los incompetentes"
Isaac Asimov. La Fundación.


Ya tenemos otra guerra a la vuelta de la esquina. Al parecer, el señor Bus Jr. ha decidido terminar lo que su padre comenzó a principios de los noventa; entonces existía justificación, que era la de liberar Kuwait del ejército iraquí, el cual, dicho sea de paso, había sido armado y pertrechado previamente por los propios norteamericanos en el marco de la guerra contra Irán, enemigo número uno de EE.UU. en aquellas fechas.
Entonces hubo una justificación clara, un amplio consenso internacional, incluido el respaldo de la ONU (Aunque entonces dijeron las malas lenguas que a Sadam Husein le fue sugerida la invasión de Kuwait por la propia embajada norteamericana : tú invade, que no pasa nada).
En esta ocasión parece que es más difícil justificar una intervención armada, ya que hasta ahora los inspectores que ha enviado la ONU a Irak no han hallado pruebas definitivas de que este país posea armas de destrucción masiva. Los norteamericanos hablan de indicios, pero claro, no parece de entrada razonable matar a medio millón de personas, que es el número de iraquíes que han calculado los expertos que morirán en la primera acometida, por unos simples indicios. Aun así, parece que Bush está dispuesto a seguir adelante con pruebas o sin ellas; y es que dá la impresión de que a este caballero, a juzgar por sus antecedentes, le gusta apretar el gatillo.
Quizá lo que pretende el Presidente sea ocupar un lugar en la Historia entre los grandes genios militares como Alejandro Magno, Julio Cesar o Napoleón Bonaparte. En este caso sí se le podrían encontrar elementos en común con estos personajes históricos, por ejemplo el nivel intelectual. Como se sabe, Alejandro tenía unos conocimientos políticos y culturales extraordinarios, en parte debido a su gran inteligencia y en parte a las enseñanzas de su maestro, ni más ni menos que Aristóteles; estos conocimientos los llevó a la práctica en los territorios que conquistó, dotando de una gran uniformidad política y cultural (helenismo) a pueblos dispares. Cesar tuvo tiempo en medio de una intensa carrera política y militar de escribir "La Guerra de las Galias" ( Que no "La Guerra de las Galaxias", eso es cosa de Bush), una obra histórica de capital importancia. Napoleón, desarrolló personalmente su monumental Código civil, que durante mucho tiempo fue referencia jurídica en Francia y otros países. En cuanto a Bush, todos sabemos más o menos de su gran inteligencia y su vasta cultura.
También se asemeja a estos genios porque estuvo a punto como ellos de tener un final dramático: Alejandro murió en plena juventud de unas fiebres malignas, como su amigo Hefestión (¿envenenados quizá?) en la propia Babilonia del hoy dictador Sadam. Cesar fue asesinado por un grupo de conspiradores republicanos (no eran del partido de Bush, ojo) entre los que se encontraba su propio ahijado Bruto. Y Napoleón murió solo y confinado en la isla de Elba. George Bush casi muere al atragantarse con una galleta, algo verdaderamente sublime en su trágica grandeza.
Vidas paralelas al margen, cuando el señor Bush ganó (es un decir) las elecciones presidenciales, en esta ocasión más propias de una república bananera que de un país democrático, yo me imaginé que iniciaría su mandato con alguna guerrita, incluso aventuré como país candidato a Afganistán; ya que una guerra contra este país no era muy peligrosa y dada su situación política, fundamentalismo, mal trato a las mujeres etc, la opinión pública apoyaría tal ataque. Subyace un motivo estratégico: un alto militar norteamericano había explicado en los años ochenta que quien dominara el centro de Asia dominaría al mundo. Después ocurrió el trágico atentado terrorista de Nueva York y se produjo la invasión de Afganistán en el marco de la lucha antiterrorista.
Ahora le toca a Irak. El dictador Sadam puede empezar a temblar, ya no solo por los americanos: también Aznar le ha advertido muy seriamente, y eso ya son palabras mayores.
Ahora en serio; puede que el motivo de esta guerra sea que los norteamericanos codicien el petróleo iraquí, no debemos olvidar que Bush pertenece a una familia de magnates petroleros, y que la sangre es más espesa que el agua.
Yo le pediría humildemente al Señor Bush que abandone este proyecto de guerra en mi opinión impopular y -por el momento- injustificada; que deje en paz a ese medio millón de personas que pueden morir por su juego, que ya bastante tienen los pobres con lo que tienen.
Si quiere eliminar a Sadam, que lo rete personalmente a duelo, los dos solos, al salir el sol, en su rancho de Texas. Y si lo que quiere es petróleo, que coja un pico y se ponga a hacer agujeros en el jardín de la Casa Blanca. Quizá con un poco de suerte...
o de suerte...

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