sábado, 14 de abril de 2012

El asteroide


(
Basado en hechos reales)

 
Ciudadanos del mundo,interrumpimos la programación porque vuestro presidente, es decir, el presidente de los EE.JJ. (Estados Juntitos) os va a dirigir unas palabras. Al loro que es importante.
 
"Amigos, ciudadanos... Es para mí muy difícil dirigirme a vosotros en estos momentos, ya que conozco la situación por la que estáis pasando.
El problema energético y alimentario es muy grave, tenemos que reconocerlo todos; a esta situación nos ha llevado el exceso de consumo. Ya, nosotros somos los primeros en reconocerlo, pero también las otras potencias son responsables de esta situación.
Es de obligada razón reconocer que no consumen en igual medida un europeo, un norteamericano, o un japonés que un chino o un egipcio. También hay que comprender que un ruandés o un haitiano consumen menos que el resto. Esto se debe a que la mala gestión de sus economías, que no han sabido atraer inversiones del exterior.
Pero este no es el problema real: Bien es cierto que ya todos nos hemos igualado, al menos cualitativamente, en niveles de consumo. Un ruandés y un ciudadano norteamericano pueden consumir los mismos productos, aunque en cantidades diferentes; poco es, aunque nuestros expertos están buscando soluciones, y confío en que pronto las obtendrán.
Sin embargo, es un buen momento para reflexionar. Aunque queda poco sobre la Tierra, todos debemos compartirlo. Es en esta idea en la que se basa nuestro sistema igualitario, que los Estados Juntitos hemos llevado a todos los rincones del mundo.
Dios nos ha asignado una pesada carga, que debemos tomar como una bendición: llevar la antorcha del progreso; somos los elegidos, y solo nosotros podemos salvar a la humanidad.
Se nos ha acusado de avaricia y no es cierto: el mundo está construido sobre el negocio, y aquellos que se quedan relegados forman los primeros peldaños de la escalera sobre la que se alzan los líderes.
Se nos ha acusado de soberbia, pues bien, es una acusación injusta: en primer lugar porque entre determinadas naciones la humildad resultaría simplemente ridícula; este es el caso de nuestra nación. En segundo lugar, siempre hemos buscado el bien de todos los pueblos, siempre que este no amenace nuestra supervivencia, que es al fin y al cabo, la supervivencia de toda la humanidad.
Y así se nos ha calumniado culpándosenos de todos los pecados capitales posibles. A nosotros, que siempre hemos puesto a Dios por testigo. A nosotros que, dentro de nuestras posibilidades hemos sido la voz de Dios en el mundo.
Pero esto ahora no viene al caso. Me dirijo a vosotros para daros dos informaciones de máxima importancia para la humanidad. Primero la mala: Un asteroide del tamaño de Arkansas viene hacia la tierra a una velocidad aproximada de un millón de Kilómetros por hora, el posible impacto se produciría aproximadamente dentro de dos horas y treinta y nueve minutos. Y digo "posible impacto" porque (y esta es la buena noticia) ya hemos enviado hacia el meteorito a un grupo de hombres perfectamente entrenados para esta contingencia, en nuestra nave espacial de tecnología más avanzada. Estos hombres abnegados tienen la misión de instalar el explosivo nuclear más potente que hemos fabricado nunca, el cual, al detonar partirá el asteroide en varios pedazos, con lo que el peligro de impacto sobre la superficie terrestre quedará soslayado.
Solo me queda por decir: ¡Dios bendiga a la tierra! ¡Dios bendiga a América!"
Media hora después, en un refugio atómico a tres mil metros bajo la superficie del planeta, el presidente, acompañado de los hombres más poderosos de la tierra y sus familias, conversa con un experto.
Presidente: ¿Cuánto les queda de vida?
Experto: Apenas dos horas.
Presidente: ¿Piensas que se lo habrán creído?
Experto: No lo sé, pero ya da lo mismo; además, la miseria no fomenta precisamente el espíritu crítico.

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